El dengue ya no es tan importante a pesar del incremento de casos, ahora solo se habla del coronavirus y como lavarse las manos. Aumenta el aprovechamiento de tierras en el departamento del Meta con quemas un poquito controladitas. Las mujeres siguen siendo olvidadas por el Estado y aprovechadas por las ONGs en tallercitos, comiditas y otras formas de asistencialismo.
El dengue podrá ser una enfermedad febril mortal, podrá haber presentado más de 530 casos a lo corrido del año 2020, podrá tener presencia en todos los departamentos del Meta, se habrán notificado 23 muertes probables por dengue en el territorio nacional este año, pero, como ahora está de moda el coronavirus, debemos dejar al lado esta incomoda enfermedad y sintonizarnos de lo que es internacional.
Lo digo, porque nunca falta el ciudadano metido e inquieto en los asuntos de interés público, en este caso la salud.
Ahora dicen que se ha minimizado la preocupación por los casos de dengue en el Meta, así como pasa con las habilitaciones de las clínicas Llanos y Martha, cerradas actualmente, pero lo curioso del caso es, que la clínica Martha aún sigue con los distintivos de habilitaciones en la recepción de la clínica, caso contrario pasa con la clínica llanos. ¿Será que se está llevando un plancito raro para mantener estos distintivos de habilitaciones?
¡Qué pereza con esta gente y sus denuncias! algo similar ocurrió con el parque nacional La Macarena y el Tinigua, donde esos clorofílicos y su “lucha por el planeta” dicen que 10.500 hectáreas fueron consumidas por el fuego, y que el Tinigua fue el que más daño recibió con 4.966 hectáreas consumidas, y que será el que tardará más en recuperarse.
La gente debería entender que a grandes daños, menores logros ¡perdón! es al contrario, es que es inconcebible que las personas no entiendan que los ganaderos necesitan más tierras para sus reses, para que puedan pastar más tranquilitas ¡a ver si un clorofílico había pensado en eso antes! las reses también tienen derechos, así como las empresas de hidrocarburos y minerías, que son muy necesarias para al país y su economía.
Además debemos aprovechar lo antes posible en explotar todos esos recursos naturales, ya que, la Agenda 2030 y sus Objetivos de Desarrollo Sostenible nos van a empezar a molestar para cumplir con esa bobada del cuidado ambiental y su preservación idealizada de hippies y marihuaneros en Colombia.
Esas ideologías raras sobre la convivencia en armonía me provocan náuseas y jaquecas, al igual que la intervención de ciertas entidades y organizaciones en defensa de la mujer.
Admito que soy feminista sin saber profundamente que significa, y por eso estoy a favor de cualquier forma de negocio ¡perdón! de ayuda hacía la mujer.
O sea, es muy necesario tener talleres indefinidamente, invitaciones a refrigerios donde nos hablen de lo mismo, que nos lleven a lugares de esparcimiento y nos empoderen, así sea por ese momento.
Esto no tiene nada que ver con asistencialismo, solo que es lo más rápido y fácil de hacer, porque, si se ponen a exigir e implementar modelos estratégicos para una política de género, estarían interviniendo en lo que en muchos casos no es tan lucrativo.
Por eso es mejor dejarlo en manos de puestos burocráticos, así no entiendan mucho del tema, basta solo con que represente a las mujeres en el departamento del Meta y firme a conveniencia.