
¡Atención, mermeladitos de la doble moral y el aplauso fácil! Porque la Asamblea del Meta, en su incansable labor de condecorar lo incondecorable, volvió a lucirse con otro homenaje para el archivo del cinismo.
Este 1 de julio de 2025, en medio de la celebración por los 65 años del departamento del Meta, se entregó la Orden a la Democracia Lanza Llanera – Categoría Oro a Claudia Ximena Calderón León, exdiputada, exfuncionaria y, si los procesos avanzan, posible futura interna en el pabellón VIP de los políticos caídos.
¿Y cuál fue su mérito? ¿Servirle a la región? ¿Defender el interés público?
¡No, mermeladitos! A la señora Calderón León la están investigando por lavado de activos, tráfico de influencias, enriquecimiento ilícito y una que otra venta simulada, porque nada dice “liderazgo democrático” como mover propiedades como fichas del Monopoly.
Pero no es la primera vez que Claudia Ximena demuestra que las medallas se entregan como confites en fiesta patronal. Recordemos que el 7 de mayo de 2022, cuando aún era diputada, condecoró al monseñor Óscar Urbina Ortega, arzobispo entonces, personaje también rodeado de incienso y denuncias.
Sí, el mismo Urbina investigado por presunto encubrimiento de pederastia clerical. Tan solo unos días después, y con el agua bendita hasta el cuello, la Asamblea tuvo que anular el homenaje por presión social. Pero como el mal gusto tiene memoria selectiva, este año repiten la receta: polémica, protocolo y mucho descaro.
La entrega de la condecoración a Calderón León fue adornada con palabras sobre su “trayectoria” y su “compromiso con el Meta”. Faltó decir “compromiso con el silencio institucional y el malabarismo legal”, porque eso sí que lo ha trabajado.
Lo cierto es que la Asamblea del Meta parece tener un talento único para premiar personajes con antecedentes más oscuros que un apagón en Mapiripán. Mientras tanto, los verdaderos líderes sociales, los campesinos, ambientalistas, y víctimas del conflicto, siguen esperando el día en que la democracia también los mire… y no solo para la foto.
Porque en este departamento, donde el cemento florece en humedales y las medallas se entregan al prontuario, la única constante es la decoración del descaro.
Y así seguimos, queridos lectores, entre discursos de cartón, aplausos por encargo y homenajes que huelen más a impunidad que a dignidad.