Villa Esperanza: Viviendo sobre una bomba de tiempo cortesía del urbanismo a la criolla

En el municipio de Cumaral, Meta, el barrio Villa Esperanza vive encima, literalmente, de una bomba de tiempo, cortesía de la administración 2012-2015 y su entrañable relación con la Constructora Orión Ltda. Así lo ha denunciado el concejal John Riveros, quien ha destapado lo que huele —y huele mal— a otro episodio de urbanismo a la criolla.

Todo comenzó en 2012, cuando fue instalado un tubo de 6 pulgadas de alta presión para alimentar de agua a la comunidad. Hasta ahí todo bien… si no fuera porque ese tubo hoy descansa a tan solo 80 centímetros de profundidad, bajo cuatro manzanas enteras de viviendas. Como quien pone dinamita y luego construye encima.

¿La causa? Una vergonzosa licencia de construcción de 2010, que curiosamente favorecía a la constructora Orión Ltda., ignorando por completo los planos propuestos por la comunidad. ¿Urbanismo planificado? No, esto fue urbanismo improvisado y privatizado.

Y como si no fuera suficiente, la conexión de servicios públicos para el sector se autorizó en 2014 sobre lo que hoy dicen que no es una vía, sino un predio privado. Sí, así como lo lee. La red de acueducto y alcantarillado se instaló en lo que supuestamente es propiedad del señor Fernando Sierra Ramos, dueño de Orión Ltda., que ostenta la matrícula inmobiliaria 230-964495. El mismo terreno que ha sido embargado hasta por la DIAN y su expareja. Qué ternura.

Entonces, si era un predio privado, ¿cómo se otorgó la viabilidad de servicios públicos?
¿Quién firmó? ¿A quién beneficiaron? ¿De qué bolsillo salieron las decisiones?

El proyecto Villas de Funlan se ha convertido en un santuario de irregularidades, donde la confusión entre lo público y lo privado se mezcla con discursos oficiales que hoy intentan lavar culpas con el detergente del olvido.

“El alcalde Albeiro Serna no solo nos heredó este desastre, sino que ahora pretende esconder la historia con discursos de odio”, afirmó el concejal Riveros, quien insiste en que la comunidad de Villa Esperanza merece una solución urgente y no más excusas con sabor a cemento mal echado.

¿Quién responde si un día ese tubo de alta presión decide romper el silencio?
¿Esperarán a que pase una tragedia para decir: “lo lamentamos profundamente”?

Gracias, Constructora Orión. Gracias, administración 2012-2015. Y gracias, alcalde, por dejar bajo tierra no solo el tubo… sino también la responsabilidad.

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