En Restrepo, Meta, donde los árboles son un estorbo para los urbanizadores ilegales, la Policía Nacional decidió estrenar su faceta de Guardianes del Bosque. En un operativo tan reluciente como las motosierras incautadas, tres ciudadanos fueron sorprendidos en flagrancia practicando el ancestral arte del tala y aplane, justo al ladito de una fuente hídrica, porque nada dice “progreso” como dejar el agua con sabor a tierra removida.
El chisme comenzó gracias a la denuncia de la fastidiosa comunidad, que seguramente se cansó de escuchar más “rrrrr” de motosierra que canto de pájaro. Hasta allá llegaron los Carabineros y la Secretaría de Medio Ambiente, quienes descubrieron que estos emprendedores del cemento no tenían ni un triste permiso para hacerle cirugía estética a la montaña.
La maquinaria y los tres protagonistas de este episodio quedaron a disposición de las autoridades competentes, quienes ahora deberán decidir si les dan cárcel, multa o un premio de consolación por creatividad destructiva.
La Policía, muy orgullosa, anunció que seguirá trabajando para proteger los recursos naturales de la región. Mientras tanto, los árboles respiran tranquilos… al menos hasta que llegue el próximo capítulo de esta telenovela ambiental.
