El Yamato se hundió en los Llanos: ANT rescata tierras del japonés Takemoto y del narco Meyendorff

En el Meta no hay portaaviones, pero sí tierras que cambian de bandera como si fueran buques de guerra. La Agencia Nacional de Tierras —ANT— se puso seria (milagro) y, escoltada por la Policía, decidió aprehender más de 3.360 hectáreas que durante años fueron el botín preferido de extranjeros “invasores” y de mafiosos criollos con ínfulas de terratenientes.

El caso más pintoresco: el predio Yamato, en Puerto Gaitán. Un japonés llamado Bunshiro Takemoto lo tuvo bajo su mando durante más de una década, como si Colombia fuera un tablero de Risk y él jugara a conquistar territorios. Después de 12 años de papeleo, el Gobierno Petro logró hundir el barco nipón y devolverle el timón a la Nación. “Ahora sí, campesinos, aquí está la tierrita, pero gracias por la paciencia”, aplaudió la ANT.

En Puerto López la historia no fue menos cinematográfica. Allí, la ANT y la Sociedad de Activos Especiales recuperaron cinco predios que suman 1.822 hectáreas y que alguna vez sirvieron para lavar activos del capo Ignacio Álvarez Meyendorff, alias “Gran Hermano”. Sí, ese mismo del cartel del Norte del Valle, amigazo del “Loco” Barrera, que en lugar de sembrar yuca prefería mover dólares a granel.

El director de la ANT, Juan Felipe Harman, aprovechó el operativo para dictar cátedra moral: “Recuperar los bienes de la mafia y ponerlos en manos campesinas es uno de los grandes aciertos del Gobierno Petro”. En otras palabras: donde antes florecía el narcotráfico, ahora crecerá la ahuyama, siempre y cuando el Estado no se demore otros 12 años en repartir las tierras.

La joya del evento fue la Asociación Aso Mujer Agropecuario de la Pesca, Turismo y Emprendimiento de Puerto López, primera beneficiaria oficial de estos terrenos. Una foto perfecta para el álbum del “cambio histórico”: campesinas recibiendo llaves simbólicas mientras al fondo los abogados de la mafia hacen cara de “eso era mío”.

Así, entre decomisos con escudo policial, discursos de soberanía alimentaria y promesas de Reforma Agraria, el Gobierno Petro suma puntos en su lucha contra el feudalismo tropical. Falta ver si en unos años esas tierras producen comida o si regresan —como el Yamato— a hundirse en el océano de la burocracia.

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