Doce años después… el Estado descubre que los baldíos eran del Estado

Porque nada dice “Reforma Agraria en serio” como ir a despolvar fincas que llevaban una década guardando telarañas en los archivadores del Estado, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) se apareció este domingo con la SAE y la Policía para reasumir el control de más de 1.820 hectáreas que en el Meta estaban en manos de la mafia.

Los predios, bautizados con nombres dignos de novela rural como El Palomar, La Reforma, El Tranquero-La Rubiela, Calandaima y La Petriva, suman hectáreas que ahora sí —por fin— terminarán en manos de campesinos y no en cuentas del “Gran Hermano” Ignacio Álvarez Meyendorff, capo VIP del cartel del Norte del Valle, extraditado hace años a Estados Unidos, donde seguro sigue recibiendo más visitas que lugares donde un alcalde hizo promesas.

La foto del operativo tuvo hasta toque de emprendimiento: la Asociación Aso Mujer Agropecuario de la Pesca, Turismo y Emprendimiento de Puerto López salió feliz con uno de los predios, lista para sembrar yuca, plátano y maíz, demostrando que la tierra sirve más para cultivar que para lavar dólares.

Pero la función no terminó ahí. Como para no dejar por fuera la cuota internacional, la ANT también recuperó el predio Yamato, 1.505 hectáreas que un ciudadano japonés —Bunshiro Takemoto— había ocupado “de manera indebida” por más de 12 años. Sí, Colombia es tan surrealista que hasta los extranjeros vienen a apropiarse de baldíos, porque aquí los controles son como las promesas de campaña: se hacen, pero no se cumplen.

Después de que la mafia, un japonés y la desidia estatal se pasearan a sus anchas por las tierras del Meta, la ANT apareció con redoble de tambores para decirle a los campesinos que ahora sí llegó su turno. Eso sí: crucen los dedos para que no pasen otros diez años antes de que les entreguen los títulos.

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