El Calvario ya no es penitencia, ahora es Reforma Agraria

En El Calvario, Meta, la Agencia Nacional de Tierras (ANT) decidió que los rezos por la tierra se cambian por actas de comité. Con la instalación del más reciente Comité Municipal de Reforma Agraria (CMRA), ya van 20 municipios donde el Gobierno promete que el campo dejará de ser latifundio y vuelva a ser azadón, machete y vaca lechera.

Según el libreto oficial, estos comités son “escenarios de movilización campesina” y espacios de “diálogo y concertación”. En otras palabras: la mesa donde los campesinos piden tierra y el Gobierno responde con formularios, discursos y foto para el boletín de prensa.

En El Calvario, siete campesinos se estrenaron como representantes de asociaciones, juntas de acción comunal, mujeres rurales y jóvenes con esperanza. Los cronistas del pueblo cuentan que se sintieron como Miss Universo: muchos aplausos, una banda cruzada en el pecho y el deber de salvar al mundo… pero con botas pantaneras.

La cifra oficial suena contundente: 174 representantes campesinos ya hacen parte de la construcción colectiva de soluciones. En el papel, se acabó el acaparamiento de tierras; en la práctica, los dueños de fincas de 10 mil hectáreas están tan tranquilos que ya mandaron a enmarcar el diploma de “latifundista vitalicio”.

César Augusto Díaz Medina, uno de los nuevos embajadores de la Reforma Agraria en Cumaral, aseguró que este proceso les devuelve la dignidad y los derechos territoriales. Lo dijo tan convencido que casi logra que los terratenientes aplaudan… aunque después respiraron aliviados al recordar que todavía hay que pasar por la tortuosa ruta de títulos, escrituras y notarios que cobran como si vendieran oro en polvo.

Mientras tanto, en la Casa de Nariño celebran cada comité como si fueran goles de la Selección Colombia: Petro prometió democratizar el acceso a la tierra, y hasta ahora va ganando el partido en el primer tiempo… con la tribuna campesina cantando y la gradería terrateniente mirando de reojo.

La Reforma Agraria avanza, dicen. Pero en El Calvario, algunos ya sospechan que lo único seguro es que, en lugar de viacrucis, ahora el pueblo tendrá via-actas: 20 comités, 174 representantes y un mismo rezo eterno… “Señor, que la tierra sea de quien la trabaje, y que el catastro multipropósito no nos multiplique los impuestos”.

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