$39 mil millones y más de 26 meses después: el acueducto sigue seco en Uribe, Meta

En Uribe, Meta, hay un contrato que huele a agua estancada… y no precisamente por su eficiencia. Se trata del contrato de obra N.° 098 de 2022, un ambicioso proyecto para construir el sistema de acueducto multiveredal Chorro Azul, con un presupuesto de más de 39 mil millones de pesos. Sí, leyó bien: treinta y nueve mil millones provenientes del Sistema General de Regalías – OCAD Paz, para garantizar el acceso al agua potable a los centros poblados El Diviso, La Julia y 13 veredas rurales del municipio.

Pero como ya es costumbre en esta república bananera de cemento inconcluso, el chorro de dinero parece correr más rápido que el agua en las veredas.

El contratista es Fernando Vera Barrera, representando al Consorcio Chorro Azul (que de azul tiene lo que el cielo en temporada de lluvias), con interventoría del Consorcio Interventoría Chorro Azul, a cargo de Rodolfo Daza Rodríguez. ¿Y el que debería velar por que todo salga como Dios manda? Pues el secretario de Infraestructura del municipio, Fredy Sneider Segura Segura, quien también hace doble aparición, como si con una vez no bastara.

El contrato arrancó el 2 de mayo de 2022 y, en un mundo ideal, debía estar terminado el 1 de septiembre de 2023. Pero claro, eso fue en el papel. Bajo el mandato del entonces alcalde Alexander García Meneses, la obra fue prorrogada hasta febrero de 2024, con la excusa de que el nuevo alcalde cortaría la cinta. Pero llegó Deison Cantor Rodríguez… y el único corte fue el de la paciencia de la comunidad.

Con Cantor en el poder, la fórmula fue la misma: prórroga tras prórroga, modificación tras modificación, hasta que la obra –que debía durar 16 meses– terminó con una nueva fecha de entrega: 11 de diciembre de 2025. Un retraso monumental de 27 meses, ideal para un Guinness récord de paciencia ciudadana o de negligencia administrativa, según cómo se mire.

La gran pregunta es: ¿seguirá el alcalde Deison Cantor dándole gabela al contratista o le pondrá fin al eterno chorrito de excusas?

Mientras tanto, en El Diviso, La Julia y las veredas de Uribe, el agua potable sigue siendo un sueño lejano, y el único líquido que fluye sin restricciones es el del presupuesto.

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