Condenado excongresista: ofrecía bachillerato exprés a cambio de votos en el Vichada

En el Vichada, donde la educación es un lujo y las urnas son un cajero automático de favores, apareció la genialidad pedagógica de Gustavo Londoño García, exrepresentante a la Cámara, hoy condenado por la Corte Suprema. Su estrategia electoral fue tan innovadora como descarada: cambiar títulos de bachillerato sin validez legal por votos. Educación gratuita, sí, pero solo hasta la urna.

La Corte lo dijo clarito: Londoño no solo “consintió” el negocito, sino que se benefició directamente del desfile de diplomas pirata que Petroschool repartió como confeti en campaña. Porque claro, en el Vichada no llegó la reforma educativa, pero sí llegó el combo bachillerato por voto.

Y ojo al detalle: aunque la Fiscalía pidió condena por tráfico de votos, ahí sí salió absuelto. Al parecer, regalar diplomas masivos no es tráfico, es “emprendimiento pedagógico con fines electorales”. Un verdadero aporte a la innovación en política criolla.

Al final, la justicia le recetó 66 meses y un día de prisión, una multa de 501 salarios mínimos, e inhabilitación para funciones públicas. Eso sí, nada de cárcel: la cátedra de corrupción se dictará desde su casa, gracias al cómodo beneficio de prisión domiciliaria.

Así, Londoño pasará a la historia como el congresista que convirtió el derecho a la educación en diploma-chatarra, y el voto ciudadano en tiquete de feria. Porque en Colombia la democracia se construye con urnas… siempre y cuando venga con certificado incluido.

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