Este virus solo impulsa a los trabajadores de la salud, campesinos, profesores, estudiantes, camioneros y demás que vienen jodiendo desde hace rato a demostrar lo necesario que es la inversión en estos sectores para el beneficio de todo el territorio colombiano. Pero lo más triste es ver y escuchar señores feudales hablando de medidas socialistas en esta emergencia mundial.
Lo más hermoso de la vida es poder acaparar sin control lo que se te antoje, comprar para quitar tu tristeza, y llenar tu vacío interior, que muy bien lo llena un par de zapatos, ropa, bolsos o una comidita en un lugar que en nuestro imaginario de sociedad lo hace obligatorio como ritual de aprobación ante los demás, sin olvidar la fotografía que sirve de constancia.
Ese deleite promovido por la industria del consumo se ve amenazado por esa pandemia fastidiosa. Es injusto que durante años la población colombiana viene acostumbrándose a una vida sin dignidad, y que un simple virus dañe todo ese trabajo arduo de desinformación, de manipulación y de imposición, que sirve para mantener a unos pocos, que solo buscan satisfacer sus necesidades, manteniéndose en el poder de familia en familia, un pequeño sacrificio de muchos, para el beneficio de pocos.
Pero, no siempre la felicidad de pocos es duradera, finalizando el 2019 los mamertos colombianos protestaron contra el “paquetazo” de Duque, con el que quería eliminar el fondo estatal de pensiones Colpensiones, aumentar la edad de jubilación y reducir el salario para los jóvenes hasta ubicarlo en 75% del mínimo, entre otras medidas.
Estudiantes mamertos de universidades públicas y privadas protestaron por más inversión en educación y el cumplimiento de los acuerdo firmados en el 2018.
Es esas protestas siempre han pedido mayor inversión en la salud, y en la nacionalización de ella, como si a los poderosos les importara la gente, hasta aseguran que la salud se ha vuelto un negocio muy rentable, obvio que alguien debe sacar provecho.
También exigían acabar con la sistematización de asesinatos de líderes sociales y exguerrillero, pero, lo que más pedían, era el cumplimiento de los acuerdos de paz firmados en el Gobierno del Chucky de Santos.
Es injusto que durante años la población colombiana viene acostumbrándose a una vida sin dignidad, y que un simple virus dañe todo ese trabajo arduo de desinformación, de manipulación y de imposición, que sirve para mantener a unos pocos, que solo buscan satisfacer sus necesidades, manteniéndose en el poder de familia en familia, un pequeño sacrificio de muchos, para el beneficio de pocos.
Tienen que entender de una vez por todas, que, mientras haya conflicto en Colombia, hay más posibilidad de desviar la atención para invertir en lo que más favorece a los que promueven la guerra.
Además, el conflicto se presta para acaparar tierritas, ya sea, comprándolas a un precio mucho menor, o exigiendo el traspaso con amenazas.
Ya me estaba desviando del tema, aquí lo importantes es mantener el pensamiento capitalista o “feudalista”, como sea, pero no debemos olvidar eso, la casta social de Colombia debe seguir cómoda, como siempre lo han venido haciendo.
Ahora varios de ellos ven la importancia del campesino y el suministro de alimentos, la importancia una salud digna que elimine la intermediación implementado por la ley 100 en 1993, la importancia de una mayor inversión en ciencia y tecnología, el apoyo a la población más vulnerable.
Por eso es importante terminar de una vez con este virus, que lo único que ha hecho, es cambiar el pensamiento de una sociedad, que siempre ha estado inmersa en la imposición mediática de la privatización y la miseria colectiva.