En el departamento del Meta, mi impoluta clase política tradicional viene aprovechando la cercanía del mes de octubre para cambiar de apariencia, disfrazados de alternativos; y como dice el dicho: “aunque la rata cambie de madriguera, rata se queda”, ¡ay no, qué pena!, me equivoqué, “aunque la mona se vista de seda, mona se queda”.
O sea, en la república bananera de Colombia hemos tenido gobiernos de derecha, muy queridos y acordes a la línea tradicional conservadora, donde la ley y el orden están por encima de pocos, y ha servido a los intereses de la gente de bien.
Y en estos bacanales, toda mi impoluta clase política tradicional del Meta ha disfrutado durante mucho tiempo, tomando el poder de las entidades públicas para manejar el presupuesto y la burocracia al antojo de ellos, como todos unos señores feudales.
Pero desde que llegó ese mamerto guerrillero, ¡Ay perdón! el presidente bello y precioso de Colombia, Petro, varios roedores, ¡ay no, qué pena! varios actores políticos de la región han empezado a tener acercamientos al gobierno de nuestro presidente bello y precioso.
«y hoy en día siguen siendo estigmatizados por esos pecados, de los cuales salieron ilesos, permitiéndoles seguir abanderando la corona de la impunidad»
Los primeros en subirse al gobierno fueron los Pérez; la familia preferida que por mucho tiempo ha manejado el departamento del Meta en las alcaldías, entidades públicas y hasta cajitas de compensación familiar, según los chismosos.
Obviamente, mi Carmelito Pérez, Marcelita Amaya, Alejandrito Vega, Ivancito Pérez, y socios son personas muy honestas en sus actuaciones y en propender por el desarrollo de su territorio, así digan que solo buscan sus intereses personales y en volver a recuperar el poder en el departamento.
Lo importante es que ya hacen parte de la “alternatividad” en el gobierno del cambio, donde mi Batman sigue acercando a esa pobre gente que fue vilmente señalada por delitos contra la administración pública, y hoy en día siguen siendo estigmatizados por esos pecados, de los cuales salieron ilesos, permitiéndoles seguir abanderando la corona de la impunidad, ¡ay no, qué pena! la corona de los impolutos.
Y así mismo, han empezado a cambiar de bando paulatinamente varios de la farándula criolla; y digo farándula por su protagonismo en los medios de comunicación, donde han destacado por noticias que generarían envidia a cualquiera que empieza en el crimen organizado.
En el departamento del Meta, debemos empezar a sentirnos orgullosos por esos personajes que nos representan, no solamente en el Congreso de la República, sino en la Aeronáutica Civil, Ministerio de la Igualdad, Agencia Nacional de Tierras y demás.
Estas pobres criaturas que han sido víctimas del control social, político, disciplinario, fiscal y penal por gente fastidiosa del territorio, también tienen el derecho de cambiar de bando y seguir haciendo de las suyas sin que se les juzgue por traicionar a sus socios y buscar otros socios que le prometan mejores negocios.
Porque cuando sus ambiciones no son resueltas en las casas políticas que pertenecen, lo mejor es buscar una nueva casa política en formación, donde una camada de personajes cuestionados por mucho tiempo intentan acceder a otras nuevas oportunidades que antes no fueron realizadas.
Y es así como, una nueva casa cuestionada por su administración pasada y gerencia actual empieza a ser parte de la impoluta clase política tradicional del departamento del Meta.