
En Restrepo no se construyen edificios. Se construyen escándalos.
Esta vez el protagonista es el exsecretario de Planeación Alberto Andrés Tejeiro Medina (sí, el mismo que entre 2020 y 2023 firmaba licencias urbanísticas como si fueran autógrafos en una convención de fans). Resulta que don Andrés habría aprobado licencias en predios rurales y zonas protegidas, como quien le da permiso a su primo para montar una piscina en un parque nacional.
Pero no termina ahí: después de colgar la corbata del cargo público, Tejeiro reaparece con oficina nueva —a dos locales de la Alcaldía, por si acaso alguien necesita una licencia exprés— y ahora tramita renovaciones de las mismas licencias que él mismo firmó. ¿Coincidencia, amnesia o maestría en prevaricato con doble acción y sin control de calidad?
Mientras tanto, el actual secretario de Planeación, Manuel Enrique Guerrero Albarracín, no se queda atrás. Según denuncias ciudadanas, sigue firmando licencias desde su firma privada “Manuel Guerrero & Arquitectos”, a través de un tercero que hace las vueltas mientras él se aprueba a sí mismo. Él propone, él firma, él ejecuta. Una triple amenaza… para el ordenamiento territorial.
Y como en toda buena serie, no puede faltar el personaje que no hace nada pero igual es clave: la inspectora de Policía Marly Daniela Delgado Castro. La Procuraduría le pide demoler construcciones ilegales y ella responde con el más absoluto arte de la inacción. No solo no tumba nada, sino que, según parece, le pone cojín a la ilegalidad.
¿Y la Alcaldía? Bien, gracias. Bajo la batuta de Marlen Mojica Garzón primero y ahora del afinadísimo Dani Ferney Linares Ospina, el silencio es tan administrativo que ni los grillos se atreven a sonar. Mientras tanto, Restrepo se transforma en un rompecabezas de casas ilegales, tala, relleno, y construcciones sobre sueños rotos (y humedales también).