El nuevo Iván Pérez en el Meta

Los grandes contratistas son lo más bello que hay en la administración pública; se codean con los mayores actores políticos de la región, patrocinan eventos deportivos y artísticos, ofrecen trabajo a muchas personas, y además de enriquecerse, deciden el futuro de los territorios con sus mandatarios, donde los miles de pobres agradecen por las migajas y el subdesarrollo de la región.

Sabemos que mi impoluta clase política tradicional se ha caracterizado por acaparar todas las entidades públicas de la región, sin distinción de ideologías (derecha, izquierda y el susodicho centro); y todo para tener aceitada y preparada la maquinaria en las elecciones regionales y nacionales.

Por eso es de suma importancia saber exprimir las entidades públicas para absorber todo el presupuesto posible de cada municipio y departamento, acudiendo a la figura de contratación pública.

¡Qué emoción! Me encanta eso de la contratación pública y los mecanismos para monopolizarla y hacer nuevos ricos en la región; así como ha ocurrido en el departamento del Meta.

Y para ello es indispensable el contratista de confianza; aquel que, con el tiempo, se asocia con amiguis, suma experiencia y se fortalece para evitar un poco lo del direccionamiento de contratos; o sea, es obvio que los contratos son direccionados, solo que debe haber más discreción para evitar el delito.

Es el caso de mi impoluta clase política tradicional del Meta, que ha ampliado sus tentáculos contractuales por toda la región, y por eso hemos tenido unos mandatarios divinos desde que la elección popular en regiones fue posible.

En este caso no profundizaremos con Alfonso Ortiz Bautista, Marcela Amaya, Darío Vásquez, Alan Jara y demás que se rodearon de contratistas de confianza para llevar a cabo las licitaciones públicas en sus administraciones.

Contratistas que apoyaban campañas a las alcaldías y gobernaciones, especialmente en el departamento del Meta, para que cuando ganaran, la contratación pública fuera la recompensa de la inversión en campaña.

¡Qué emoción! Me encanta eso de la contratación pública y los mecanismos para monopolizarla y hacer nuevos ricos en la región; así como ha ocurrido en el departamento del Meta.

Y no es un secreto en el Meta, que el mayor contratista es mi Ivancito Alberto Pérez Gómez; familiar del senador Alejandrito Vega Pérez y mi Jorge Carmelo Pérez Alvarado, esposo de mi Marcelita Amaya (exgobernadora del Meta).

Mi Ivancito Pérez, cuya historia familiar dejaremos a un lado, ha acaparado la contratación pública en el Meta, no solamente con su empresa, sino con la de sus socios amiguis.

Hasta se hizo famoso con las denuncias en su contra por varios contratos y los más de $400.000 millones contratados entre el 2012 y 2016 en el departamento del Meta; y con protagonismo también en Casanare, Santander, Guainía y Arauca, donde también ha tenido problemas con la contratación pública.

Aunque hoy en día, ese protagonismo se lo está arrebatando otro contratista en el Meta. Sí, mi Andresito Ignacio Chávez Rojas, alias “Pilincho”. El contratista de la seguridad privada con Avizor Seguridad LTDA; y ahora incursiona en obras públicas, como: la ampliación del hospital de Villavicencio, mejoramiento de vía en Mesetas hasta el río Duda, infraestructura turística “Entre el agua y la Tierra” en Barranca de Upía, la Manga de eventos en Cumaral, etcétera.

Obviamente no dejarán de salir a defenderlo, ya que muchos viven de lo que mi «Pilincho» le saca al presupuesto público y a los recursos de la paz.

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