El pasado fin de semana, Villavicencio despertó bajo el agua. Las lluvias torrenciales del 19 y 20 de abril desataron el furia del río Guatiquía, que se salió de su cauce y convirtió la vereda La Argentina en un pantano de lodo y desesperación. Más de 350 familias perdieron muebles, cultivos y la poca tranquilidad que les quedaba. En municipios como El Castillo y Vistahermosa, los ríos Ariari y Guape no fueron menos crueles, arrasando con vías rurales y dejando a comunidades aisladas. La Defensa Civil, con sus camionetas 4×4 y equipos de rescate, ha intentado contener el desastre, pero los llaneros se preguntan: ¿dónde está la ayuda prometida?